El granadino Alejandro García Vico cursó sus estudios de Bellas Artes en la Universidad de Granada, especializándose en el dibujo. Ha trabajado experimentando con gran variedad de materiales, encontrando entre ellos la pólvora, alegando que le gusta usarla por el carácter único que otorga a las obras.
En el avance de esta búsqueda de creación basada en el proceso destructivo de este material, el artista hace uso de diferentes procedimientos para conseguir piezas cada vez más expresivas donde la huella del fuego producido por la pólvora sobre la tela va más allá de quemar el soporte. Rastros de humo, salpicaduras de las micro-explosiones y otros efectos dotan a las obras de este autor de gran originalidad técnica, elocuencia y dramatismo.
A través de las diferentes series realizadas por el artista podemos analizar el avance de su control sobre la técnica, que comienza prendiendo las marcas que previamente se han dibujado sobre la tela. Una vez controlado este proceso, comenzará a producir obras donde el soporte se quema cubierto con diferentes materiales para, controlando los efectos, incrementar las posibilidades plásticas del fuego y su sombra, el humo.
La creación atraviesa momentos en los que el artista valora el azar en el comportamiento del material, la expresividad del accidente, la libertad del resultado, que no siempre depende de la mano del artista.
Este dibujo en concreto pertenece a la serie de obras que Vico realizó para el Festival de Música y Danza celebrado en Granada en 2006, los cuales posteriormente pasaron a formar parte de una exposición realizada en La Madraza – Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada, bajo el título de: “El Dibujo en la colección de arte contemporáneo de la Universidad de Granada”, llevada a cabo durante los meses de junio y julio de 2007 en el Carmen de la Victoria.
Con respecto al dibujo, cabe destacar la idea de un deber ser, anterior a su propia definición, obliga a la línea a deambular entre el contorno de la sombra y la imagen deducida del objeto, mientras que la idea de un ser haciéndose, del dibujo como autoproyecto, obliga a la mirada vigilante que se autorreconoce en el trazo que realizo y en la distancia que él establece con lo que expulsa y delimita. Gómez Molina, J.J. (2007), Nombrar el dibujo - Dibujar la palabra, El dibujo en la Colección de Arte Contemporáneo de la Universidad de Granada (pp. 7 - 84). Recuperado de: https://lamadraza.ugr.es/wp-content/uploads/2016/01/EL-DIBUJO-EN-LA-CAC_p.pdf
Dibujo realizado con motivo del Festival de Música y Danza del año 2006, perteneciente a una serie de 32 dibujos realizados con la técnica de grafito sobre un fondo de papel blanco, donde destaca la presencia de figuras compuestas a base de sinuosas líneas a las que en ocasiones se aplican toques de color.
Representa a una sola figura, una mujer en actitud danzante, movimiento insinuado por trazos gruesos y marcados, que se mantienen a un tiempo vibrantes y nerviosos. La figura ocupa la parte central del soporte, trazando una ligera diagonal. Es captada por el artista de medio perfil y en pleno giro, como si de una instantánea se tratara. La postura de los brazos alzados y los trazos en la base del vestido enfatizan la sensación de movimiento producida por la danza desarrollada por la protagonista.
La firma del artista aparece en el ángulo inferior izquierdo.