Fotografía en blanco y negro, realizada desde un punto de vista bajo, de tres personas en un espacio urbano abierto. La calle contextualiza la escena, enmarcando a los protagonistas con muros desnudos de edificios humildes de cuyas ventanas pende ropa tendida y que se rematan en los bajos con chapa ondulante y plásticos.
El fotógrafo mantiene escasa distancia con el grupo, acortada por la distancia focal y por la mirada directa de los protagonistas, cargando la escena de expresividad. Esta cercanía produce en el espectador la sensación de que podría formar parte de la acción, mientras que el plano bajo engrandece las figuras de los niños que flanquean a la mujer de mirada severa en el centro de la composición. Es ésta una de las principales características de la obra de Arcenillas, su capacidad para introducirse en los paisajes y habitáculos donde retrata a personas en situaciones de vulnerabilidad, facilitando la empatía al tiempo que dota de monumentalidad a la presencia humana, a pesar de la dureza de las situaciones que inmortaliza.
La composición del grupo en tres planos incide en la profundidad material y psicológica del escenario y sus protagonistas, mientras que el revelado enfatiza la densidad de la atmósfera retratada. Un primer plano bien enfocado concede total protagonismo a la mujer, mientras que la sobreexposición del celaje al fondo contrasta con el fundido en negro de los márgenes y destaca aún más la presencia de personas en el ambiente hostil donde el fotógrafo los ha encontrado.
La pieza forma parte de una serie de tres fotografías galardonadas con el Premio Mayor Zaragoza (2008)