Retrato de busto prolongado de una geisha que se muestra de frente, girando la cabeza en medio perfil mientras se coloca en el cabello, recogido de forma tradicional en un moño alto, una serie de pinceles y lápices. En su cabeza reposan un rascacielos, una cámara fotográfica con sobre un trípode, una palmera y una flor, y de ella parecen partir aviones.
Tanto el fondo como el kimono se decoran con marcas que recuerdan a sellos y que aluden a diferentes lugares del mundo, utilizando rojos y amarillos en el textil y azules en el fondo, salpicado de manchas amarillas.
La línea de precisión que dibuja la figura se realiza en un intenso negro, mientras que las carnaciones permanecen en un blanco limpio de cualquier intrusión cromática.