Retrato femenino frontal de tres cuartos donde la mujer aparece representada a través de rasgos básicos de su anatomía: el rostro, la mirada frontal, la silueta del torso y los pezones y el busto. Sobre un fondo negro donde se ha realizado un tratamiento que recrea el aspecto de la pintura craquelada, la figura femenina se recorta de forma dramática gracias al contraste cromático producido entre el blanco, los grises de la mano que agarra la cintura y el rojo del rostro, tatuado de pequeños caracteres que, alineados, reproducen de forma mecánica la frase "yo no existo sin ti". El denso cabello negro apenas presenta contraste con el fondo, pero su presencia se advierte claramente gracias al efecto del fondo.
Se trata de una pintura provocadora, que induce al espectador a la reflexión a partir del lenguaje no verbal de la retratada, que mira fijamente y de forma desafiante al frente, protegiendo su abdomen mediante un brazo que se cruza sobre éste, aprieta los labios y no muestra sonrisa, sino una mezcla de seguridad y autoconsciencia que contrastan con el título de la obra, impreso en múltiples ocasiones sobre el rostro.