Forma parte del programa iconográfico de la capilla, de carácter premonitorio y anunciador del Nuevo Testamento en las pinturas de los lunetos, con representaciones de ángeles, profetas y sibilas.
La figura ocupa el segundo luneto del Evangelio de la Capilla. Se trata de un ángel con grandes alas desplegadas, agazapado y en actitud expectante. Tiene un rostro aniñado y viste con túnica roja y manto azul.
Obra bien dibujada, pero un poco blanda y apagada de color por el uso de tonos apastelados.