Esta obra fue donada por la autora con motivo de una exposición monográfica celebrada en la Facultad de Farmacia.
Escena desarrollada en el interior de una botica rural, con cuatro personajes: un hombre y una mujer con un bebé envuelto en una toca blanca se sitúan junto al mostrador de la farmacia, donde el boticario, que viste bata blanca y corbata negra, prepara remedios en un mortero.
El mobiliario de la botica reproduce los distintos materiales comunes en un establecimiento de estas características: albarelos, microscopio, decantadores, balanzas, diferentes tipos de morteros, libros y mantas de algodón enrolladas y envueltas en papel. El suelo ajedrezado con piezas rojas y blancas es utilizado como un intento de generar profundidad en la escena. La obra ha sido compuesta siguiendo los criterios de la pintura naïf, donde lo popular es tratado con fuertes dosis de ingenuidad e infantilismo.