Tríptico fotográfico a color, formado por piezas de formato cuadrado. El artista juega con la vista aérea de un paisaje rural donde las líneas que marcan las diferentes parcelas de terreno y la maquinaria agrícola son las bases de la composición.
Ocres, verdes, negros, grises... los colores de la tierra entendidos casi como manchas de una abstracción aplicada minuciosamente por la naturaleza en un riguroso rigattino.
En esta ocasión, el artista compone a partir de dos diagonales convergentes en cuyo cruce se advierte la presencia de una geometría rectangular estrecha distribuyendo el espacio en tres piezas dirigidas hacia las esquinas del soporte.