Retrato frontal de tres cuartos de una niña de rasgos asiáticos que hace pompas de jabón.
El cromatismo de la pieza se define en una escala de grises de subtono cálido a partir de un fondo geometrizante que enmarca la silueta de la niña, cuya figura no se recorta sobre las líneas del fondo, sino que las integra en su propia anatomía y en las de su ropa.
Las pompas de jabón aparecen en primer plano, en diferentes tamaños y más agolpadas en tanto que están más cerca del rostro de la protagonista, tocadas por una ruptura cromática en naranjas y rosas de diferentes intensidades, definidas por un pincel grueso, prescindiendo del dibujo como técnica de definición de formas.
El color no cubre la totalidad del soporte, sino que deja entrever el material en el borde inferior, donde la pintura genera chorreones que incrementan la plasticidad de la obra. La pincelada y los métodos utilizados para aplicar las manchas cromáticas, no limitados al uso del pincel, se convierten del mismo modo en recursos expresivos.